Así se dice de este trascendente hombre de Dios nacido el 5 de febrero de 1837 en Nortfield (Massachusetts, EE.UU.).
D. L. Moody quedó huérfano de padre a los cuatro años y la familia de seis hermanos tuvo que enfrentarse a graves problemas financieron. A los siete años se vio obligado a ponerse a trabajar. A los 17 se trasladó a Boston donde consiguió trabajo como ayudante de zapatero.
Entonces comenzó a asistir a la Iglesia Congregacional Monte Vernon de la ciudad. Por medio del maestro de Escuela Dominical, Edward Kimball, aceptó la salvación de su alma que se le ofrecía, aunque carecía de conocimientos respecto a las doctrinas cristianas e incluso de una definida experiencia, pese a que Moody siempre consideró aquel momento el día de su conversión.
Ambicioso en su trabajo pasó a ser vendedor y representante de una firma de zapatos con lo que su posición económica mejoró notablemente. Trasladado a Chicago se hizo miembro de miembro de la Iglesia Congregacional Plymouth. Allí alquiló cuatro bancos que utilizaba para reunirse con sus compañeros de trabajo y gentes de la calle.
En 1858 comenzó su obra en los barrios bajos dedicándose a las Escuelas Dominicales. La respuesta de los jóvenes le animó mucho. Para entonces estaba resuelto a servir a Dios en aquella actividad, lo que hizo al cabo de dos años.
Durante la guerra civil americana no participó en ella por motivos de conciencia pero sirvió como evangelista y toda obra social y humanitaria que pudo. En 1863 estableció en Chicago una Iglesia de carácter interdenominacional. Fue nombrado Presidente de la Asociación de Jóvenes Cristianos (YMCA) en 1866. En una convención de Escuelas Dominicales conoció a Ira D. Sankey (v.), con quien permanecerá asociado durante el resto de su vida.
En 1871 su Iglesia quedó destruida por el famoso incendio de Chicago. Entonces, utilizando las conexiones de YMCA con el Reino Unido, decidió ir con Sankey en gira evangelística. Durante dos años predicó a numerosas congregaciones (1873-75) en Escocia, Irlanda e Inglaterra. Como consecuencia miles fueron convertidos y otros desafiados a dedicar sus vidas a la evangelización, como H. Drummond (v.). Contribuyó a la fundación del Bible Training Institute de Glasgow, para la formación de obreros cristianos, que continua siendo en la actualidad un prestigioso Seminario. A su vez Moody recibió el gran desafío y lema de su vida: “El mundo todavía no ha visto lo que Dios puede hacer por medio de un hombre totalmente consagrado”, que escuchó de labios de Henry Varley (1835-1912) durante una Conferencia en Dublín (Irlanda).
De regreso a América como un famoso predicador de avivamientos, conoció el éxito en Brooklyn, Filadelfia, Nueva York, Chicago y Boston. En 1881 regresó a Gran Bretaña donde permaneció hasta 1884. Una vez más grandes multitudes asistían a sus predicaciones. Lo mismo ocurría en Canadá y en todas partes.
Preocupado por la educación de los niños, en 1879 estableció el Seminario Northfield para niñas, y la Escuela Monte Herman para niños en 1881. En 1886 comenzó el mundialmente famoso Instituto Bíblico Moody de Chicago (EE.UU.), originalmente denominado Chicago Evangelization Society. Su lema: “La evangelización del mundo en esta generación”.
En 1880 dio lugar a las Conferencias anuales Northfield que dieron lugar al Movimiento de Estudiantes Voluntarios, dedicado a las misiones extranjeras. Fundó la Asociación de Colportorado (1895) para proveer literatura cristiana a bajos precios. Son célebres sus anécdotas y comentarios traducidos a los principales idiomas del mundo.
Nunca fue ordenado en el ministerio de ninguna iglesia, sin embargo fue el evangelista que a más gente predicó en su época. Murió en diciembre de 1899 en medio de una campaña evangelística, que estaba teniendo lugar en Kansas. “¿Y esto es morir? Pues es la misma bienaventuranza. La tierra retrocede; se abre el cielo; Dios me llama. Debo irme”, fueron sus últimas palabras.
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